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martes, 1 de febrero de 2022

LOS TRILOBITES FILTRADORES: cuando los hábitos alimentarios contruyen anatomías increíbles...

Inauguramos este mes de febrero con un tema aparentemente poco llamativo: se trata de cómo la forma de alimentarse produjo la forma de los cefalones de los trilobites que se alimentaban de la materia orgánica de los limos de los fondos marinos.


Hablamos de los TRILOBITES FILTRADORES, que vivían alimentándose de las partículas orgánicas que se encontraban en los fondos arenosos y limosos de las plataformas continentales de los mares Silúricos y Devónicos entre los 440 y los 360 millones de años, aunque las primeras formas conocidas son más antiguas y datan del Ordovícico (480 millones de años).

 


Muchos de estos trilobites pertenecen al Orden Ptychopariida (en este caso el género Harpes) y se caracterizan por una amplia glabela en forma de herradura acabada en dos largas puntas genales. Si lo posamos sobre el fondo marino la forma recuerda a una aspiradora de fondos:

 

La cuestión que se plantea es: ¿cómo filtraban? ¿qué partículas filtraban exactamente? Sabemos que los fondos marinos  limosos son ricos en todo tipo de microorganismos: bacterias, hongos, protozoos, algas, etc...Lo cierto es que no se sabe con seguridad cuál es la dieta de este tipo de trilobites, pero vamos a obtener pistas por medio de los fósiles de la interesantísima Familia Harpetidae:
 
 
Este trilobites harpétido marroquí Eoharpes  presenta una glabela típicamente en herradura pero en él se pueden ver ojos muy pequeños(y unidos por un surco recto), indicativos de vida en entormos de poca luz y gran profundidad y sobre todo unos surcos en todo el área preglabelar, que podrían explicar los flujos de arena desplazada por las corrientes generadas? ¿Son rojos por los depósitos de hierro quizás generados por bacterias u otros microorganismos que colonizaban el área preglabelar?. La realidad es que no sabemos por qué se han generado estos surcos en la glabela de estos trilobites o cuál era su función. 
Lo cierto es que este otro Harpides marroquí del Ordovícico presenta similares características:
 
 
Algunas especies silúricas como este ejemplar berciano de Lioharpes, muestran unos extraños punteados en la zona lateral del surco preglabelar: ¿tubérculos? ¿estructuras perforadas?


La glabela hinchada parece indicar que poseía un estómago de ciertas dimensiones en su interior, capaz de digerir las partículas alimenticias. En la parte inferior o ventral poseía una pieza bucal llamada HIPOSTOMA, que en los trilobites Ptychopariida pendía como una tapa de la parte posterior de la boca, ayudando a la recogida del alimento. El hipostoma es además una importante pista sobre la alimentación de los trilobites. 
 

Los tubérculos sobre la zona posterior de las puntas genales también se observan en las formas devónicas, como en este Harpes berciano.



En esta otra se puede ver la localización exacta de los tubérculos, en un lateral de las puntas genales en este otro ejemplar berciano:


Incluso podemos saber cómo es por la otra cara (la ventral) el cefalón de un Harpes del devónico berciano. Aquí podemos ver el interior de la glabela, lo que corresponde al estómago y por delante el aparato bucal del trilobites:
 

 
Se puede ver perfectamente la zona anterior del estómago mostrando la región del hipostoma y a los lados las posibles inserciones musculares. Lo cierto es que faltan datos para conocer exactamente cómo actuaban todas estas estructuras para remover los limos y llevar hacia el hipostoma las sustancias alimenticias. Una de las teorías más barajadas es que el cefalón se colocaba en posición horizontal sobre el fondo y el tórax y pigidio se levantaban formando un ángulo. A continuación los apéndices, y la contracción rítmica de los segmentos de tórax y pigidio producirían corrientes de agua y partículas hacia el interior del cefalón. El agua saldría por las perforaciones de la glabela, creando remolinos en la boca, a donde finnalmente se filtrarían las partículas nutritivas. Mostramos este Trinucleus a modo de ilustración, que es el modelo que se ha tomado para elaborar la teoría de cómo funcionaría este mecanismo de filtración, ya que se interpreta el punteado preglabelar como poros filtradores. En el caso de Harpes este mecanismo no parece tan claro.
 

Lo cierto es que los trilobites filtradores alcanzaron una gran diversidad de formas y adaptaciones condicionados por sus hábitos alimenticios. Queda mucho por esclarecer sobre la forma exacta en que se alimentaban y cómo utilizaban estas sorprendentes estructuras para ello.


miércoles, 22 de septiembre de 2021

Fósiles de las Pizarras de Luarca (I): braquiópodos

Las Pizarras de Luarca son una gran masa de pizarras gris-oscuro brillante que se formaron en el periodo Ordovícico Medio de la Era Paleozoica, hace más de 460 millones de años.Esta formación gigantesca compone la Zona Asturoccidental leonesa ZAOL y parte desde la costa asturiana formando un arco o Rodilla Astúrica.

Pero estas pizarras son mundialmente conocidas, ya que por sí mismas suponen la mitad de la producción mundial de pizarra de techar. La explotación de estas pizarras está estrictamente regulada y las minas a cielo abierto se sitúan en el límite de Castilla y León con Galicia. Son canteras de grandes dimensiones , siempre en constante crecimiento:

Los bloques de pizarra son extraídos con precisión y cortados en grandes bloques con hilo de acero diamantado, refrigerado con agua. Ello permite sacar mejor partido de los bloques, que se marcan en la cantera como piezas de un gigantesco puzzle:

Una de las características de estas pizarras es su pobreza en materia orgánica y por tanto no son precisamente ricas en fósiles, más bien todo lo contrario. Puede encontrarse en ellas hierro en forma de sulfuros como pirita o calcopirita, que aparece en los abundantes fragmentos de cuarzo lechosos que se intercalan entre las capas de pizarra.

Sin embargo, y a pesar de la pobreza en fósiles , sí que se encuentran ocasionalmente algunos fósiles marinos, como corresponde a las costas  del gran supercontinente Gondwana, situado en el hemisferio Sur. Dentro de la escasez, los que más se encuentran son los braquiópodos, bivalvos muy primitivos que comienzan su registro fósil hace unos 550 millones de años. De ellos se han descrito 4500 géneros. Actualmente en las costas mediterráneas viven unas 30 especies de braquiópodos.
El intenso metamorfismo al que se han visto sometidas las pizarras de Luarca por culpa, entre otras , de la orogenia Varisca, hace que los fósiles aparezcan aplastados y con frecuencia  sus costillas muestren un aplanado relieve. Sin embargo con cierta frecuencia aparecen piritizadas.

Hay varios géneros y especies descritos en el Ordovícico Medio, pero por lo comentado anteriormente no es fácil su clasificación.

Con frecuencia las valvas aparecen desarticuladas, arrastradas por las corrientes marinas y a veces acumuladas en lugares más tranquilos. Pero los braquiópodos son de vida solitaria.

Los braquiópodos se diferencian de los bivalvos por la asimetría de sus conchas, por poseer un pedúnculo de fijación al fondo marino y por la presencia del lofóforo, órgano tentaculado característico.




domingo, 15 de noviembre de 2020

EL BATOLITO DE MONTEARENAS (2): un paseo por el metamorfismo de contacto.

Pocos lugares hay como éste para la observación de la geología en uno de los enclaves más didácticos para recorrer sobre el terreno el metamorfismo de contacto: hablamos del borde del batolito de Montearenas que contacta con el pantano de Bárcena. Aprovechando estos meses de octubre y noviembre, que es cuando el pantano suele estar más bajo, podemos descender por sus empinadas márgenes, en forma de gigantescos graderíos..... A la vista aparecen las marcas de descenso de nivel, que esculpen espectaculares bancadas a modo de un amplio estadio, repleto de fragmentos de rocas limpias.....

Puede recorrerse desde el final de la ruta de Bas Van de Goor, cruzando la carretera de la presa del pantano de Bárcena. El sentido de la ruta va desde el propio batolito hasta los extremos más lejanos, allá por el club náutico.



El principio de la ruta está marcado por los granitos, que indican que estamos en propio batolito, en plena emisión magmática. Los tipos de granito pueden verse mejor a lo largo de la ruta de Bas, al otro lado de la presa.

El batolito emerge en el periodo terciario entrando en contacto con las cuarcitas cámbricas, pertenecientes a la serie " Los Cabos" (en colores verdes en el mapa geológico).

Consecuencia de este contacto es que las cuarcitas, en formaciones tabulares, están atravesadas por filones de cuarzo, algunos de considerable grosor. Pueden verse en las proximidades de la presa.


 

Estos filones de cuarzo lechosos suelen contener minerales acompañantes de muy diversos tipos, como por ejemplo las turmalinas negras (chorlo), que pueden verse en forma de pequeños prismas.


También aparecen en esta zona las cornubianitas cordieríticas, típicas del metamorfismo de contacto


 


Pueden observarse como anchas franjas negruzcas que al observar con el microscopio Dino-Lite muestran su estructura cristalina. También aparecen las micas moscovita/sericitas, muy brillantes y blancas en multitud de pequeñas láminas cristalinas.


A medida que nos vamos alejando del foco magmático, podemos observar el contacto de las altas temperaturas con las pizarras cambro-ordovícicas y la aparición de las "pizarras mosqueadas", con sus típicos cristales de quiastolita (andalucita). Estas pizarras han sufrido un fuerte metamorfismo de contacto y no presentan restos apreciables de materia orgánica.


 

Estos cristales de andalucita pueden crecer y desarrollarse más dependiendo de sus condiciones de formación según la distancia al foco magmático.


Los minerales asociados a estos batolitos pueden tener procedencia hidrotermal, al inyectar vapor a presión entre las rocas sedimentarias, lo que origina muchas variedades de silicatos, como estos agregados fibrosos de caolín.




También hay metales asociados a los filones de cuarzo, como es el caso de la goethita


 


La ruta está marcada por los crestones de pizarra fuertemente transformada por el metamorfismo de contacto, influencia que se hace notar incluso en las zonas alejadas del eje del batolito. estas zonas más distantes pertenecen al periodo Silúrico y se encuentran recristalizadas. No se aprecian restos fósiles, sin embargo se puede comprobar cómo la formación continúa al otro lado del pantano.


En el transcurso de nuestro recorrido desde la presa del pantano de Bárcena en dirección al Club Náutico comenzamos observando  granitos en el eje del batolito , después el metamorfismo de contacto con las cuarcitas cámbricas y con las pizarras de Luarca, para finalizar en el saliente rocoso con los esquistos pizarrosos de edad silúrica. Este último es el saliente rocoso más prominente y por tanto resitente a la erosión, que resalta en el paisaje formando un crestón claramente visible.


 




miércoles, 27 de marzo de 2019

TRAS LAS HUELLAS DE LOS MARES ORDOVÍCICOS: Ruta por la Virgen de La Peña y Congosto


Destacado en paisaje berciano y desde las orillas del pantano de Bárcena se contempla la silueta de La Peña, con su santuario y dependencias hosteleras. Desde este balcón las vistas son espectaculares.... El santuario se levanta sobre farallones de edad ordovícica y numerosas lajas de pizarra portan restos de organismos que poblaron estos antiguos mares....
Los restos de fósiles son sin embargo escasos y muy dispersos. Además se encuentran sometidos a un intenso metamorfismo que les deforma.

Este es el caso del trilobites más característico de este periodo en la zona, Neseuretus, que destaca por ser muy alargado por tener numerosos segmentos torácicos.
Por la vertiente noroeste pueden contemplarse excelentes vistas de la cola del pantano y del valle excavado por el Sil

Para completar este itinerario que recorre estas zonas, visita el siguiente enlace:

lunes, 19 de noviembre de 2018

LOS SECRETOS DE LA PEÑA DE LA TORGA

En esta ocasión planteamos un recorrido por el valle del río Ancares, que ha sido capaz durante milenios de excavar un profundo cauce, cortando las cuarcitas ordovícicas y las pizarras silúricas.  Estas rocas, que se formaron como sedimentos de antiguos mares paleozoicos, hoy se elevan sobre el paisaje, dando lugar a imponentes cresterías.
Partimos desde el mirador alto de La Leitosa y atravesamos pizarras ordovícicas para adentrarnos en lo alto del cañón del río Ancares.


Siguiendo el curso del río y en la parte alta de las cresterías, afloran las cuarcitas, rocas muy duras y de caras planares, aptas para servir de lienzos.

En lugares recónditos, protegidos de la erosión y de la intemperie, se ocultan viejas pinturas rupestres, pintadas en rojo oligisto sobre las claras cuarcitas.

Muy pocas personas han podido acceder a estos ocultos lugares, verdaderos santuarios de nuestros primeros pobladores.
Las vistas son impresionantes y la ruta es sin duda increíble tanto por sus senderos como por las sorpresas que nos depara. Para más información puedes ver este pdf:

REVELANDO LOS SECRETOS DE LA PEÑA DE LA TORGA

domingo, 14 de enero de 2018

ALTO DEL MANZANAL: viaje a los mares ordovícicos....

Para empezar el año vamos a hacer un breve pero intenso viaje por los ambientes marinos de un lejano periodo geológico perteneciente a la Era Primaria o Paleozoica, hace nada menos que unos 470 millones de años. Se trata de un periodo, el Ordovícico Medio, muy prolífico en la península ibérica.
Hay grandes yacimientos en el arco que va desde Valongo (Oporto, Portugal) hasta los Montes de Toledo, donde se encuentran los más famosos yacimientos de este periodo, sin olvidar la sierra de Guadalajara.
Aquí, en El Bierzo, hay varios yacimientos se este periodo, Ordovícico medio. El problema de toda esta zona es que ha estado sometida a un intenso metaformismo, que ha deformado los fósiles contenidos en estas pizarras, por lo que los ejemplares que aquí podemos encontrar están aplastados y con la forma alterada. A ello hay que añadir la fuerte piritización, que hace que cuando los fósiles se exponen a la atmósfera, rápidamente se meteorizan en forma de limonitas y oligistos, que se degradan rápidamente y por ello muchas veces sólo aparecen los moldes externos.

Aquí arriba vemos un trilobites arrollado "en bola", donde puede observarse el cefalón por arriba y el pigidio por abajo, perfectamente ensamblados.
En esta de arriba se muestra un rhabdosoma de un graptolito típico de este periodo: Didymograptus.

En esta otra podemos ver un bivalvo con la oxidación típica , que le da esta pátina rojiza.

Aquí podemos ver otro bivalvo, típicos de este periodo geológico.