Este 2021 queremos comenzar con un recorrido por algunos yacimientos del Carbonífero berciano, más concretamente el Estefaniense berciano. Durante los útimos años del siglo XIX y especialmente a lo largo del siglo XX la minería del carbón estuvo muy activa por todo el territorio berciano, en el que aflora el carbonífero por múltiples puntos, agrupados en las llamadas cuencas mineras.
Los restos de esta actividad minera han quedado dispersos y abndonados: el rico y variado patrimonio minero, empezando por las propias minas y siguiendo por todos los materiales y estructuras de extracción y lavado del carbón ha quedado abandonado y expuesto a la intemperie y a la depredación.
Aquí se muestra un gran tronco de licofita expuesta a la intemperie en Mina Casilda de Alto Bierzo, lugar que conservaba estas espectaculares estructuras.
Gruesos tallos de licofitas aparecían por diversos taludes , una vez retirada la capa de carbón.
No era raro encontrar en los bordes de los caminos las raices de las licofitas (stigmarias) con sus típicos orificios (que algunos viejos mineros denominaban serpientes), algunas de considerable longitud.
Con la exposición a la intemperie estas delicadas raíces se van fragmentando y laminando hasta desmoronarse en su práctica totalidad.
La mayoría de estas estructuras se encuentran o podríamos decir, se encontraban en los grandes cielos abiertos como en Carrasconte (actualmente en restauración) con el consiguiente tapado de taludes. Ya no podremos ver cosas así por allí.
En otros lugares como Alto Bierzo, extensos taludes están expuestos a la intemperie:
En el mayor de los cielos abiertos, La Gran Corta de Fabero, enormes taludes cubiertos por restos de licofitas quedan expuestos a los rigores climáticos:
¿Hasta cuando este abandono?.....