En los Ancares no es infrecuente encontrar afloramientos del periodo Silúrico: como recuerdo de estos antiguos mares de hace más de 400 millones de años pueden encontrarse yacimientos ricos en conchas de antiguos cefalópodos análogos a las actuales sepias y calamares. Los Ortocerátidos poseían una concha recta y larga en cuyo interior crecían las cámaras sifonales a lo largo de su desarrollo. Sus hábitos eran de depredadores y podían alcanzar enormes tamaños.
Junto a los Ortocerátidos es frecuente que se encuentren Graptolitos, muy característicos del Silúrico y de gran interés en la datación estratigráfica.